miércoles, 1 de febrero de 2017








DESPERTARES

Antes del desperezo que se prolonga,
de suspender la proyección onírica de ilustres pesadillas,
antes de repasar los probables desórdenes del día,
de verificar ausencias, de apócrifos mensajes
en el contestador o en la atmósfera,
con este modo mío impersonal y espeso,
corroboro que nada esté en su sitio,
ni el recuento de una sola metáfora
ni una estela engañosa de besos mal habidos
girando en el bullente caldo de la vida.

Me agrada este desorden de mi orden,
este continuo desafiar de leyes nunca escritas,
donde mi voluntad se estrella siempre
contra la férrea lealtad de las consignas,
contra la imperceptible oquedad de los silencios
donde apela, sin éxito, mi alma,

su condición efímera.

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